«Valeria en el Espejo» es la continuación de «En los zapatos de Valeria«. En esta segunda parte de la Saga Valeria, seguimos el desarrollo de las relaciones de Valeria y sus amigas. Una segunda parte que nos presenta muchos mas momentos eróticos que la primera, quizás por que la protagonista pasa de vivir una vida conformista, a descubrir todo un mundo de pasiones, que no había vivido por casarse tan joven con quien creía sería su amor para toda la vida.
En ella nos encontramos con una Valeria que se está separando de Adrián y que está empezando y descubriendo emociones nuevas con Víctor con el que no termina de saber que tipo de relación tiene. Una Valeria que acaba de publicar su novela en la que queda al descubierto su vida y la de los que le rodean por lo que tiene miedo a las críticas.
Carmen que se despidió de su trabajo y empezó una relación con Borja, dos caracteres tan distintos, donde les llevará su relación.
Nerea tan cuadriculada y perfecta, y que en esta novela hace frente a un embarazo y a la decisión de elegir entre lo que es políticamente correcto y lo que ella verdaderamente quiere.
Y Lola que no sabe que hacer con Sergio. Pasa de querer hacerle pagar el trato recibido por su parte, utilizándole como objeto de desfogue sexual a decidir que ya no quiere tener una relación basura y quedarse sola.
La cuestión es ¿Se reconocerá Valeria en el espejo?
Fragmento de la novela:
Recapitulemos. Cuando me presenté, con mi pantalón corto de los noventa, sumida en el agobio de la sequía creativa y abriéndole la puerta a una Lola escapista laboral, estaba casada y ¿enamorada de mi marido? Bueno, al menos aparentemente. De eso hacía seis meses. Y en seis meses, ¡seis míseros meses!, me había dado cuenta de que algo andaba realmente mal, le había quitado la sábana con la que escondía el problema y le había plantado cara.
Había conocido a Víctor, con mayúsculas. Y me había encaprichado, había descubierto que si mi marido no me tocaba era porque tocaba a otra y me había redescubierto a mí misma surgiendo de entre las sábanas revueltas de la cama de Víctor, como la Venus de Botticelli escondiendo sus vergüenzas.
Me había separado, había empezado una relación con Víctor que, aunque a veces complicada, parecía sana y madura, algo adulto. Y ahora, en pleno mes de octubre, sabía que me esperaba un invierno muy frío, porque tratando de ordenar mi vida había dado la vuelta al tablero y lo que antes había sido una partida de ajedrez, se había convertido en una de oca. Y en la oca todo es azar y nunca dependemos de nuestros propios movimientos. El dado y tiro porque me toca. Ya se sabe. Y yo en la casilla de la cárcel esperando tres turnos sin tirar, viendo cómo Víctor había retomado su vida tal y cómo la conocía antes de encontrarse conmigo en el camino.
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