Valeria al Desnudo es la cuarta y última de las novelas de la Saga Valeria con ella ponemos fin a las aventuras de estas cuatro amigas con un final que no podía ser de otra manera y un epílogo que agradecemos a Elísabet Benavent para mostrarnos como se encuentran estas amigas 7 años después de dar por finalizada su aventura.
En esta última parte Valeria profundiza en su relación con Bruno, llegando a hacer planes para mudarse a Asturias con él. Pero al mismo tiempo intenta mantener una relación de amistad con Víctor que se hace difícil de llevar por parte de los dos, pues siempre hay algo » mas » entre ellos.
Lola vive con convencimiento su relación con Rai hasta que en su trabajo es ascendida y su nuevo jefe hace renacer a su antigua Lola, ¿Sera capaz de mantenerse fuerte por su relación con Rai?
Carmen y Borja viven su primera paternidad y todo lo que ello conlleva, y aunque se habían planificado no tener mas niños de momento, la vida les sorprende con un nuevo embarazo que vendrá a tambalear aun mas sus vidas.
Y Nerea se sorprende encontrándose pillada sin remedio de Jorge, alguien que no cumple con las expectativas que ella tiene marcadas para quien tendría que ser su compañero, pero que la va a ayudar a descubrir a una nueva Nerea.
Fragmento del epílogo:
Han pasado siete años desde que empezó esta historia y, aunque hemos cambiado y la vida nos ha dado y quitado, aquí seguimos. Somos perfectamente conscientes de que somos afortunadas por mantener lo que nos une, que nos ha convertido en familia. Pero es que lo hemos cuidado entre algodones y ninguna ha dejado de ser, en esencia, lo que las demás tanto adoran.
Lola sigue siendo incontrolable, explosiva y genial; es como un cuadro abstracto que solo hay que disfrutar, no intentar entender.
Nerea aún no se siente cómoda hablando de sexo y, por mucho que nos apene, las epopeyas de cama que su querido Fra debe de elaborar por las noches nos son totalmente desconocidas (al menos lo son en detalle, ejem, ejem). Y sigue siendo dulce y constante y lo suficientemente estirada para poner el contrapunto a las conversaciones de Lola.
Carmen ahora es publicista a media jornada y mamá a jornada completa, pero no habrá nada que le quite esa manera de ver la vida que tanto nos ha ayudado al resto. Es cabal, es fiel a sí misma, es a la que siempre acudo cuando quiero un consejo y no me importa que me duela la respuesta. Sin Carmen, sinceramente, no sé qué haría.
¿Y Valeria? ¿Qué ha pasado con ella? Porque primero le costó meterse en sus propios zapatos y más tarde no estuvo segura ni siquiera de lo que veía en el espejo cuando se miraba. Y por mucho que se empeñara en tratar de ver la vida en blanco y negro, Valeria sigue siendo la misma mujer a veces insegura, a veces demasiado firme, a veces tierna o vulnerable. Sé los defectos que tengo y, para ser sincera, dudo haber podido corregir alguno de ellos. Pero sé también que Víctor es la única pieza que completa totalmente mi vida. Ahora no me cuesta tanto dejar ver a la gente a la verdadera Valeria. Al desnudo.
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