- ISBN: 978-8423350650
La víspera de casi todo Premio Nadal 2016 es una magnífica novela sobre el pasado que siempre vuelve y unos personajes que luchan por volver a empezar y seguir siempre adelante.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.
Os animo a que deis vuestra opinión sobre esta novela…
Ibarra no está escuchando. Se ha concentrado en los moratones, en los cortes, en los desgarros. Su mente ha empezado a dibujar hipótesis.
—¿La han violado?
La doctora lo descarta.
—No hay restos de semen y tampoco hemos encontrado erosiones vaginales ni anales en la exploración ginecológica. Pero vamos a hacerle más pruebas.
—¿Dice que ha preguntado por mí?
La doctora asiente.
—Pensaba que usted podría decirnos quién es.
No hay nada que pueda identificarla. Ni un documento, ni un teléfono. Ibarra bucea en la galería de imágenes y rostros de su mente, un poco abotargada por la medicación y la mezcla con alcohol. No cree que haya visto a esta mujer en su vida. Aun así, querría ayudarla y decirle que, sea lo que sea lo que le haya sucedido, ya ha pasado. Pero no lo sabe, no sabe si lo peor ya le ha ocurrido a esta desconocida o está por empezar.
—¿Quién la ha traído?
—No lo sabemos. Alguien la dejó en la rampa de urgencias. Estaba inconsciente.
—¿Hay cámaras de seguridad?
—Esto no es una cárcel. Aquí la gente entra y sale sin demasiadas complicaciones. Pero puedo preguntarlo.
Ibarra asiente.
—Me gustaría examinar sus pertenencias.
La doctora señala la ropa que se amontona en una silla.
—Ahí está todo.
Han tenido que cortar con una tijera la pernera del pantalón tejano para poder quitárselo, lo mismo que la camiseta de cuello alto. Las botas de montaña tienen restos de barro y briznas de hierba en la suela. Ibarra registra minuciosamente el sujetador, las bragas y los calcetines. Luego se concentra en las plantillas de las botas y en los bolsillos del pantalón. No hay más que unas pocas monedas de euro, un llavero con dos llaves y una goma del pelo. Al voltear el forro de los bolsillos caen entre los dedos restos de algo vegetal. Lo huele: es marihuana.
Examina detenidamente a la mujer. Parece dormida, pero quizá no lo esté. El inspector sabe que hay momentos en los que es necesario mantenerse en la frontera de dos realidades, suspenderse en un lodo caldoso para soportar el dolor.
—¿Quién eres? —le susurra.
No obtiene respuesta.
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