Os presento La Niña Alemana, primera novela de Armando Lucas Correa, escritor y periodista nacido en Cuba y que actualmente trabaja en Peopleen Español, la revista hispana con mayor tirada en Estados Unidos.
La Niña Alemana fue publicada en 2015 y está inspirada en un hecho poco conocido de la historia, la negativa de Cuba y otros países a recibir a los judíos que huían de la Alemania nazi a bordo del transatlántico St. Louis. Finalmente, solo a unos pocos se les permitió desembarcar.
La novela transcurre en dos momentos temporales distintos uno en 1939, a principio de la Segunda Guerra Mundial, y protagonizada por Hannah Rosenthal una niña judía de 10 años que junto a sus padres y Leo, su mejor amigo, y el padre de este, embarcan en el transatlántico St. Louis con rumbo a Cuba. Hannah y Leo sellan un pacto: pase lo que pase, ambos compartirán un mismo futuro.
Pero estando en alta mar las cosas se complican porque el gobierno Cubano decide destituir a Manuel Benítez, director del Departamento de Inmigración de Cuba y anular los permisos expedidos por este y solo reconoce los de la Secretaría de Estado y Trabajo. Solo unos pocos afortunados pudieron desembarcar en Cuba, entre ellos Hannah y su madre, el resto tendrían que seguir en el barco y volver a Alemania. El capitán del barco busca países que les acojan pero ni Estados Unidos, ni Canadá lo harán, serán países europeos como Francia y Holanda quienes los acojan.
La otra historia tiene lugar siete décadas después, en la ciudad de Nueva York, el día en que Anna Rosen cumple doce años y recibe un paquete de Hannah, una tía abuela a la que nunca conoció pero que crió a su difunto padre. En un intento de reconstruir el misterioso pasado de su padre, Anna y su madre viajan a La Habana para reunirse con la anciana. Allí Hannah les relatará el viaje en el St. Louis, les hablará de sus años en la isla y revelará, por primera vez, el modo en el que ella y Leo cumplieron con el solemne pacto que sellaron.
Fragmento de la novela:
[…]Aquel día papa se quedó sin trabajo. Lo detuvieron en su oficina, se lo llevaron a la estación de la Grolmanstrasse, incomunicado por un delito que nunca entendimos. Allí compartió una celda sin ventana con Herr Martin, el papá de Leo. Ahora se reúne con él a diario y mamá se preocupa aún más, como si estuvieran tramando una huida para la que ella aún no está lista.
En realidad, es el miedo lo que no le permite abandonar la que suponía su impenetrable fortaleza. Vive en un constante sobresalto. Antes visitaba el elegante salón del Hotel Kaiserhof, unas cuadras al sur, pero ahora lo frecuentan los que nos odian, los que se creen puros, aquellos a quienes Leo llama Ogros.
En una época, ella se vanagloriaba de Berlín. Si iba de compras a París se alojaba en el Ritz; y si acompañaba a papá a una conferencia o a un concierto en Viena, en el Imperial.[…]
Espero vuestros comentarios y opiniones.
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